En un mundo en
el que la lluvia, la nieve, el granizo, las nubes, la temperatura, los colores
de la naturaleza,… todo estaba gobernado por cuatro dioses, estaba el dios de
la primavera que era bueno, y hacía que lloviese de vez en cuando, éste era tan
bueno que hacía que las flores salieran a verle. Luego, venía el dios del
verano que era un fiestero y todo el mundo se iba con él de fiesta a la playa,
a la piscina,… él tenía el poder de que casi no lloviese y que hiciera mucho calor.
Más tarde llegaba el dios del otoño que era tan malo que hacía que llorasen los
árboles en forma de hojas, él tenía el poder de las lluvias y del viento. Más
tarde, llegaba el dios del invierno que era un dios frío y sin corazón, que
creaba fuertes ventiscas y hacía que las personas murieran de frío. Cada dios
tenía su propio castillo.
En
este momento del año está gobernando el dios del hielo y el mundo está en una
monarquía del frío en el que solo mandaba el dios del hielo con su ejército de
yetis, muñecos de nieve y ángeles del hielo, el dios utilizaba sus poderes para
congelar a todo el mundo y helar todas las calles con sus fuertes ventiscas.
Un
día llega el dios de la primavera, pero el dios del invierno no quería darle el
mundo y para no dárselo el dios del invierno genera una guerra con el dios de
la primavera, en la que el dios del invierno y todos sus esbirros y soldados de
hielo tenían una valiosa ventaja porque todo estaba congelado. Comienza la
guerra en la que parece que el imperio del invierno iba ganando, pero el dios
de la primavera y todas sus hadas, elfos, y demás no se quedaban atrás.
Tras
veinte días de guerra igualada el dios de la primavera y su ejército entra en
el castillo del dios del invierno, tras vencer a él y a todo su imperio del
hielo.
Tras
esa derrota el dios del invierno se volvió bueno y los distintos dioses según
con sus diferentes imperios y sin discutir, ni hacer guerras.
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